Una panacea universal

Cuentan las crónicas que en tiempo del gran Ramsés una epidemia devastó una ciudad de Egipto diezmando a su población. Entonces, los sacerdotes ordenaron a las mujeres supervivientes que por un tiempo se abstuvieran de todo acto carnal mientras hacían una cura intensiva a base de salvia, y una vez finalizada la cura reemprendieran su vida conyugal.

Y siguen narrando las crónicas que el resultado fue que hubo tal cantidad de natalicios que la urbe quedó repoblada superándose con creces el número de habitantes desaparecidos durante la epidemia.

Nunca sabremos que hay de cierto en esta historia, pero de lo que no cabe la menor duda es que la salvia es una de las plantas cuya utilidad ha sido reconocida con mayor antigüedad y universalidad, hasta el punto de que los egipcios la divinizaron y hacían beber su jugo a las mujeres estériles para hacerlas fecundas, y a las encintas para evitar que abortasen.

También los griegos la divinizaron y la ofrecían a sus dioses para predisponerlos a su favor y así atendiesen a sus peticiones. Y ya en el terreno práctico, Hipócrates la usa contra las diarreas, y Dioscórides y Galeno, como diurética, tónica, emenagoga y astringente, contra la retención de orina, la fatiga, las irregularidades menstruales e incluso como afrodisíaca.

Los romanos, a su vez, la siguieron considerando una panacea, lo que se refleja en el propio nombre latino de la salvia, derivado de salvare = salvar, y la denominaban Salvia salvatrix.

En el siglo ix empieza a proliferar en los huertos dé los monasterios benedictinos, y luego se extiende a los jardines de pueblos y ciudades, siendo considerada como la planta milagro de la Edad Media. Santa Hildegarda la considera una verdadera panacea universal cuya lista de enfermedades que es capaz de curar se hace interminable, y en el siglo XIII la célebre Escuela de Salerno la considera salvadora con sus célebres aforismos:

Salvia salvatrix natura conciliatrix que no necesita traducción, y Cur muriatur horno cui salvia crescit in horto? Contra vim morte non est medicamen in horto que a la pregunta de ¿Como puede morir un hombre si tiene salvia en su huerto?, contesta que contra la muerte no hay medicamentos en el huerto, ni la salvia.

La creencia popular creía ver un parecido entre las hoja de salvia y el dorso del sapo, pretendiendo que existía una alianza entre ambos; es la creencia que da lugar a uno de los cuentos de Boccaccio (el 37) y a una novela de Hans Sachs.

Quizás el ejemplo más demostrativo de la fe en la salvia nos la proporciona Simón Pauli, que en 1639 escribe un libro de 400 páginas para alabar sus cualidades.

Para no hacer esta relación interminable, me limitaré a añadir que también la citan Agrippa, Mattioli, Laguna, Estrabón y muchos otros, que le atribuyeron toda la infinidad de cualidades ya tradicionales desde toda la antigüedad.

Y por último, no olvidemos el uso culinario de la salvia, casi tan importante como el médico, pues ya se usaba como condimento entre griegos y romanos. Así por ejemplo, en el año 25 a. de C., Apicius en su De re coquinaria cita a la salvia como el condimento indispensable para toda clase de platos y salsas. Y en el siglo XII el Ménasgier de Paris y el célebre Viandier, de Guillaume Tirel proporcionan numerosas recetas en las que la salvia ocupa el lugar preferente.

Nombre botánico

Es la Salvia officinalis, de la familia de las Labiadas.

Sinónimos

Hierba sagrada, calima fina, salvia real, salvia de Aragón (Español); salvia (catalán), sauge officinale, grande sauge, thé de Grece (francés); sage (inglés); Gartensalbei, Salbei (alemán); salvia comune (italiano); salva, salvia (portugués).

La planta

Si bien existen unas 500 especies de salvia, cuyas cualidades son muy semejantes y que en la práctica pueden usarse indistintamente, aquí me limitaré a describir la S. officinalis, la más activa y preferida universalmente.

Es una planta de tallos herbáceos, cuadrangulares, pubescentes y de color grisáceo reunidos en la base en una mata leñosa. Se hallan guarnecidos de hojas opuestas, gruesas, lanosas, de color verde grisáceo y forma entre ovalada y lanceolada sostenidas por un largo rabillo.

Durante la primavera y gran parte del verano, la extremidad de los tallos se adorna con espigas de flores rosadas, blancas, azules o violáceas, cuyos dos únicos estambres se hacen visibles al abatirse sobre cualquier objeto delgado que introduzcamos en la corola. Todas las partes de la planta poseen un olor fuerte y aromático y un sabor ardiente, picante y ligeramente amargo.

El momento más favorable para recolectar las hojas y las sumidades floridas es cuando se inicia la floración, momento en que su olor es más intenso, siendo preferible hacerlo en un día despejado y bien entrada la mañana.

Si bien la salvia silvestre es la más activa y apreciada, la realidad es que la mayor parte de la que nos ofrece el comercio es cultivada. Se planta ordinariamente en arriates, dándole una orientación meridional. A pesar de ser muy adaptable, prefiere particularmente los climas templados y los terrenos ligeros y secos, viviendo lánguidamente en los arcillosos y fríos. Debe regarse con moderación y sólo durante los períodos de seguía.

Hábitat

Es una planta que crece espontánea en los países mediterráneos, y es cultivada en muchos países de clima templado, tanto de Europa como de Estados Unidos e incluso de México, Argentina y Canadá.

Principios activos

Contiene Caninos, pentosanas, asparagina, dos saponósidos, ácidos oleanólico y ursólico, y principalmente gran cantidad de esencia (del 1,5 al 2,5 %) compuesta de pineno, salviol, cineol, borneol, tuyona, salvona, alcanfor y acetato de bornilo, así como un estrógeno todavía no bien definido.

Efectos

Evita o disminuye los sudores nocturnos de los febricitantes, siendo a este efecto tan eficiente como la atropina; normaliza las funciones menstruales de la mujer, tanto por lo que se refiere a la cantidad como a la duración del período y su regularidad, facilita los partos y sirve para cortar la leche de la madre o la nodriza después del destete; es un excelente tónico del sistema digestivo, un excelente regulador de la circulación de la sangre y un equilibrante del sistema nervioso vegetativo; y por último, externamente es un excelente vulnerario.

Un reciente informe del Hospital General de Newcastle dice que el aceite esencial de salvia inhibe en el laboratorio a la acetilcolinesterasa, sustancia relacionada con la pérdida de memoria que sufren los afectados por la enfermedad de Alzheimer, por lo que se ha iniciado una investigación para saber cuál de sus componentes es el responsable de dicbo efecto y de si podría tener alguna utilidad en el tratamiento de esa enfermedad.

Preparaciones

Se usa en forma de polvo, tabaco, infusión, decocción, tintura, vino, licor y baños.

Polvo

Se pulverizan finamente las hojas de salvia y se toma una cucharadita del mismo mezclado con miel o mermelada, tres veces al día.

Mezclado con la pasta dentífrica, es antiséptico y fungicida, ayudando a reafirmar las encías sangrientas.

Tabaco

Las hojas desecadas a la sombra y pulverizadas, pueden fumarse como si fueran de tabaco tanto en forma de cigarrillos como en pipa, y son excelentes para los asmáticos y bronquíticos.

Infusión

A un litro de agua hirviendo se le añaden 30 gramos de salvia fresca (o 15 de seca) y se deja reposar hasta que se enfríe, momento en que se cuela.

Para regularizar las funciones menstruales se toma una taza después de cada una de las tres comidas principales. Esta misma infusión y en las mismas dosis puede emplearse como sedante y equilibrante del sistema nervioso, contra los estados depresivos, las convalecencias, la fatiga persistente, los sudores nocturnos y los acaloramientos debidos a la menopausia, así como para ayudar a la retirada de la secreción láctea.

En el caso de las menstruaciones dolorosas se tomarán dos tazas diarias, una un poco antes de las reglas y otra durante las mismas.

En uso externo se emplea en el lavado de llagas y úlceras, así como en gargarismos para combatir las aftas bucales y las irritaciones faríngeas.

Empleada en fricciones se afirma que detiene la caída del cabello, tonifica el cuero cabelludo y elimina la caspa.

Decocción

Cuando se desea una acción más enérgica en los gargarismos, lociones, fricciones y lavado de llagas y úlceras, se emplea la decocción preparada haciendo hervir durante diez minutos 60 gramos de salvia en un litro de agua.

Tintura

Se dejan macerar durante diez días 30 gramos de salvia en 120 gramos de alcohol de 70° removiendo de vez en cuando. Se filtra y se toman de 30 a 40 gotas dos o tres veces al día disueltas en un poco de agua tibia. /

En el caso de sudores nocturnos se toman 50 gotas unas dos horas antes del momento en que se espera se presenten dichos sudores.

Vino

Se dejan macerar durante 10 días 100 gramos de salvia en un litro de buen vino blanco; se cuela y se toma una cucharada sopera antes de cada una de las comidas principales en los tratamientos generales, y un vasito diario como antidiabético. Algunos prefieren aromatizar este vino con miel para mejorar su sabor.